Hoy se conmemora el Día del Psicólogo en nuestro país, desde el 13 de octubre del año 1974, fecha en la que se realizó el primer Encuentro a nivel nacional de Psicólogos en defensa de la Psicología como campo disciplinar específico, en tanto ciencia y profesión.
La Psicología como ciencia se fue buscando lugar entre otras disciplinas, complementarias pero no específicas en cuanto a comprender y abarcar el psiquismo humano, el campo de las emociones, las conductas, los comportamientos, la subjetividad.
Como hijos de luz sabemos que a Dios le pertenecen las ciencias, y que no hay nada que no haya sido creado por Él. Se aduce a Sigmund Freud (como ícono de la psicología) el “descubrimiento del inconsciente” por ser el primer científico que teorizó al respecto de la existencia de una entidad que gobierna nuestra vida anímica la cual no es observable por medios físicos. Dicha entidad rectora existe al interior de cada ser humano de forma particular, aunque al parecer sea una instancia a priori desconocida y ajena al sujeto mismo.
Podemos ver en las Escrituras variadas referencias que prueban la existencia del inconsciente. En el Salmo 19.12 (NVI) encontramos “Quién está consciente de sus propios errores? Perdóname de aquellos de los que no estoy consciente!” En este escrito, el salmista reconoce que hay una instancia mental y anímica que estaría vedada al reconocimiento por parte de la persona misma.
También se adjudica a Freud la interpretación de los sueños. Mediante esta metodología es que llega a teorizar sobre las leyes y el funcionamiento del inconsciente. Nosotros sabemos que mucho antes ya a José, Dios le había dado ese don, de poder interpretar ante el Faraón los sueños que parecían incoherentes, evidenciando que el sueño es una producción psíquica que reviste significativa importancia. Sabemos que Dios nos habla en sueños, siendo éstos un receptor destacado para que nuestro Creador nos comunique sus designios.
Así encontramos diversas referencias bíblicas a todo lo que mucho después la ciencia teorizó y sistematizó.
Hoy celebro el día con este deseo: “Entonces, después de hacer todas estas cosas, derramaré mi Espíritu sobre toda la gente. Sus hijos e hijas profetizarán. Sus ancianos tendrán sueños y sus jóvenes tendrán visiones”. Joel 2.28. Que nuestro Padre avive nuestra mente, nuestra alma y nuestras emociones mediante su Espíritu para este tiempo.
Lic. Eliana Kees – elianakees@hotmail.com